Hay personajes tan vinculados a una época que con solo mencionarlos te trasladan en el tiempo, aunque haya llovido desde entonces.
Julián Gorospe pertenece a una generación irrepetible de ciclistas. Aquella de la cual forman parte nombres como Perico Delgado, Miguel Indurain, José Luis Laguía, Angel Arroyo o el mismo invitado del último Rutómetro en Radio Marca.
Gorospe cumplió trece temporadas en el campo profesional, completadas íntegramente en el equipo que comandaba José Miguel Echevarri, junto a su segundo de a bordo, el continuador de la empresa hasta nuestros días, Eusebio Unzue.
Arroyo y el Puy de Dome supuso el punto de inflexión
Un Reynolds que nació íntimamente vinculado al objetivo de volver a destacar en la carrera de las carreras: el Tour de Francia.
El segundo puesto conseguido por Ángel Arroyo en el Tour de 1983, con aquella mítica cronoescalada en Puy de Dome, cambió la historia, convirtiéndose en el punto de inflexión de la historia del ciclismo español y el Tour de Francia.
Echevarri apostó con el Reynolds por el Tour de Francia y la historia cambió para siempre.
La apuesta personal de Echevarri por llevar a sus chicos a correr a Francia, en un tiempo en el cual el ciclismo español no se planteaba competir en la carrera más dura del calendario, supuso una revolución, teniendo como primera consecuencia que aquellos jóvenes ciclistas alcanzaran una identidad propia y un vínculo inextinguible con el aficionado.
Julián Gorospe era uno de aquellos ciclistas que recitábamos de memoria. El vizcaíno estuvo a punto de conseguir la Vuelta a España. Luciendo el maillot amarillo, con el patrocinio de Correos durante muchas etapas, solo el Alto de Serranillos y un rival de entidad superlativa le impidió alcanzar el triunfo final.

En cualquier caso, con el trascurso de los años, Gorospe contempla aquel fiasco con satisfacción y orgullo; “perder la Vuelta porque solo Hinault te gana es para estar contentos. No me la ganó un cualquiera”.
Para Gorospe el Tour de Francia “es una carrera importante como existen otras, sin embargo, ya sea por el calor, por la dureza de sus puertos, por el mes en el que se disputa, y por todo lo que se mueve en un país como Francia, consigue que todos los mejores ciclistas del mundo quieran estar”
Gorospe al volante de la Marea Naranja
Julián Gorospe conoció muy bien la Grande Bouclé como ciclista — logró una etapa en el Tour de 1986 — y años más tarde al volante, en su etapa de director del Euskaltel Euskadi. Las victorias de Laiseka, Mayo, las clasificaciones exitosas de Haimar Zubeldia, entre otros grandes logros, cosecharon un apoyo popular multitudinario, conocido como la “Marea Naranja”.
Gorospe: ” Enric Mas tendría que cambiar la estrategia para tener más éxitos”.
Con respecto a Enric Mas, Gorospe consideró que tendría que replantearse su temporada. “El Tour de Francia es muy difícil para sus características. En cambio. La Vuelta o el Giro, pueden ser objetivos más realistas”.
Claro, conciso, haciendo gala de su condición de vasco, Gorospe no defraudó en su paso por El Rutómetro. Nos prometió que no sería la última vez.
