“¡Pino, Pino, Pino!”

A pocos días del comienzo de La Vuelta 2025, El Rutómetro recuerda una de las ediciones más memorables del ciclismo español. 

Álvaro Pino era el prototipo de ciclista-coraje. Dotado de una voluntad inquebrantable, luchador nato, pasó a la historia por su triunfo en la Vuelta a España de 1986. Aquella edición comenzó en Mallorca, con victoria del Thierry Marie, encontrándonos en la salida a figuras de la época como Fignon, Kelly, Delgado, Lejarreta, Dietzen o Millar, quien se convertiría en su gran rival.

El gallego no estaba en ninguna apuesta. Nadie le negaba su talento sobre la bicicleta, pero ni siquiera Javier Mínguez, por entonces su director, le otorgó la condición de jefe de filas, tarea que encomendó al colombiano Pacho Rodríguez.

Sin embargo, en los icónicos Lagos de Covadonga se vio que el colombiano no andaba fino. Por el contrario, Pino se colocó en tercera posición y se sintió con piernas para soñar.

Aquella Vuelta tuvo otro protagonista: José María García. Para muchos el gran resucitador de una carrera que venía de salvar años muy duros. El despliegue mediático, las constantes conexiones radiofónicas de García en la joven y dinámica Antena 3, encontraron en el gallego pundonoroso un filón para reconectar al español medio con el ciclismo y con la Vuelta.

José María García con sus constantes conexiones radiofónicas reconectó al español medio con la Vuelta y el ciclismo.

Pino se puso de amarillo en la crono de Valladolid y defendió como un jabato el jersey color sol que patrocinaba Correos.

Robert Millar era otro ciclista infatigable, y en Sierra Nevada consiguió que el sueño pareciese desmoronarse. Sin embargo, la casta de Pino volvió a emerger, dándole caza a tres kilómetros de meta.

Un martes y 13

La vuelta acababa en martes y 13, algo que al gallego no le terminaba de gustar. Quiso cambiarse el número 12 de su dorsal y Mínguez le mandó a freír espárragos. La fortuna se alió en Cádiz con una sentada del pelotón, al entender que la organización les metía por “caminos de cabras”. Pino iba castigado y nunca sabremos si la emboscada gaditana le hubiera sido perjudicial. Pino defendería el liderato en la fatídica fecha para la superstición.

La edición de 1986 comenzó en Mallorca y finalizó en Jerez de la Frontera

Con Jerez de la Frontera como final inédito, el pundonor del gallego brilló en su día de mayor gloria. Ganó la contrarreloj, sin querer portar el amarillo de líder — algo que bien merece una pregunta —, por delante de especialistas como Kelly o el propio Fignon, acompañado con el grito enfervorizado, “Pino, Pino, Pino…”, de José María García, clamando por las ondas.

 

Alvaro Pino el el Tour de Francia

Sobre Fernando Gilet

El Rutómetro de Fernando Gilet. Blog personal | IG @fernandogilet | Opinión, comentario y análisis de la actualidad ciclista de allí y de aquí con un toque muy personal.

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