Pogacar es un campeón que rinde respeto a su deporte. Gana con la excelencia, brillantez y contundencia de los grandes, y a la vez, devolviendo honor y gloria a la historia de quienes le precedieron en el rango de mejor ciclista de su época.
Pogacar quería el laurel del centenar de triunfos en Rouan, la ciudad en la que nació y murió Jacques Anquetil.
Al Tour de Francia le gusta recordar y homenajear a sus glorias francesas y es habitual que, en sus recorridos, aparezcan las localidades unidas a la biografía de sus leyendas. Bobet, Hinault, Thevenet y el citado Anquetil, tendrán su reconocimiento en este Tour, netamente francés.
Pogacar honró a Anquetil en el lenguaje en el que se entienden los grandes campeones: el de la victoria, aun siendo una etapa diseñada para un esprínter.
Pogacar se ha impuesto a Vingegaard a pesar de los intentos del danés de tomar la iniciativa.
Pogacar ha conseguido ganar la primera batalla a Vingegaard, a pesar de los intentos del danés y su equipo por conseguir lo contrario. Sin embargo, estamos en el primer capítulo de esta historia.
Las playas heroicas de Normandía, hoy, y el Muro de Bretaña, mañana, llevan escrita la emboscada en su guion. Caen ha hecho daño a los rivales del esloveno, que nuevamente aparece como invencible.
Sin embargo, las diferencias son engañosas. Se aproximan jornadas propicias para la estrategia. Es la hora del desembarco de las tropas de Vingegaard a fin de que, con la ayuda del viento y de unas carreteras rompe piernas, se recupere la iniciativa antes del triduo pirenaico de la semana que viene. Hay que salvar al soldado Vingegaard.
Este artículo fue publicado en el Diario de Mallorca de día 10 de julio de 2025