En estos tiempos revueltos, donde el mundo es más que nunca un pañuelo necesitado de higiene, el Tour de Francia se reconcentra en sí mismo, como si quisiera abstraerse de lo que sucede más allá de sus fronteras, o simplemente, se centrara en sus problemas nacionales.
Esta visión introspectiva nos lleva a un recorrido netamente francés, con homenajes a los grandes ídolos de una nación intrínsicamente ciclista, a la que la cruda realidad obliga a refugiarse en la nostalgia de sus campeones, a quienes se les vuelve a rendir homenaje en la edición que comenzará el próximo 5 de julio.
Desde 1985 con Hinault, ningún francés ha vuelto a ganar el Tour de Francia
Así encontramos que, a lo largo del recorrido, se rendirá tributo a Jacques Anquetil, con una meta en Ruán, donde vivía y murió en 1987; se hará travesía por Yffiniac, localidad donde nació Bernard Hinault, se dará inicio la etapa de Saint-Méen-le-Grand, lugar en el que nació Louison Bobet, el primer ciclista en ganar tres Tour, del cual se cumplirá el año próximo el centenario de su nacimiento. Al organizador no se le olvida hacer otro guiño a Thevenet, doble campeón del Tour en los años 70, con un final en Portarlier, habiendo sido el primer ciclista en conseguirlo, hace ahora cincuenta años.
Desde el Tour de Francia de 1985 no gana un francés, y el que está a punto de comenzar no tiene pinta de que vaya a cambiar la tendencia. De ahí que el consuelo nostálgico pretenda aliviar la frustración de los franceses en la que es su prueba deportiva más querida.
Análisis del recorrido
Nos enfrentamos a un Tour que parte de la Bretaña y Normandía, para cruzar el centro en dirección a los Pirineos, y posteriormente poner rumbo a los Alpes, clausura de todas las batallas que están por librarse.
La primera semana está llena de trampas en los terrenos escarpados normandos, con el Muro de Bretaña y la cita en Mont- Doré como referencias a tener en cuenta.
Superbagnères vuelve al recorrido. Algo que no sucedía desde 1989.
La segunda semana comienza con Hautacam, con sus trece kilómetros de ascensión, traca final después de una cadena montañosa precedida por Soulor y el Bordéres. Al día siguiente de este trance, la cronoescalada de Peyregudes nos despejará definitivamente el núcleo de favoritos y el estado de sus fuerzas.
Desde el icónico Tour de 1989 no se subía a Supebagnères en un día trascendental, con los ascensos preliminares del Tourmalet, Aspin y Peyresourde. El que salga líder de esa etapa puede decirse que tendrá encarrilada la carrera, aunque ni mucho menos ganada.
La gran duda de este Tour de Francia
La responsabilidad de ser el juez vuelve a recaer en los Alpes. Nos volvemos a encontrar a un viejo conocido, el Mont Ventoux. ¿Se batirá el récord del ascenso más rápido de Iban Mayo? El vasco lo consiguió ascender en apenas cincuenta y cinco minutos en una cronoescalada, y Chris Froome lo hizo en cincuenta y seis, en versión etapa.
Los Alpes volverán a ser el juez definitivo de la edición que comenzará el próximo 5 de julio.
Tres jornadas alpinas restarán para finalizar antes del paseo triunfal en los Campos Elíseos: los puertos más destacados serán el Col de Loze- cima Henry Desgrage — cota más alta de la edición — y La Plagne, de grato recuerdo para los españoles Delgado e Indurain.
En definitiva, se nos abre un Tour de Francia con todos los ingredientes para convertirse en un espectáculo de emoción y tensión, siempre y cuando a Tadej Pogacar no le dé por repetir todo lo que ha venido haciendo desde que comenzó este 2025.
Es la única duda que se cierne sobre la edición.