La Vuelta salvavidas

Comienza La Vuelta 22 con el grato recuerdo que nos dejó el pasado Tour de Francia y, para los que gozan de buena memoria, con las buenas sensaciones de su última edición del año pasado.

Existían serias dudas acerca de la participación de quien parte como gran favorito. La lesión que obligó a Primoz Roglic a tener que abandonar en la etapa de Rodez, cuando Vingegaard se proponía rematar el que sería su primer Tour de Francia, siembra de incertidumbre el verdadero estado del esloveno. Roglic viene a hacer historia. A conseguir su cuarta Vuelta consecutivo. Igualar los registros de Roberto Heras y superar los tres triunfos consecutivos de Toni Rominger, aquel suizo asturiano al que un glorioso Indurain le impidió ganar un Tour de Francia.

El poderoso Jumbo Visma es la abeja reina del pelotón. Todo gravita sobre su influencia. Los equipos rivales estudian y revisan todos los detalles porque saben que los neerlandeses no dan puntada sin hilo, y, comenzando en la contrarreloj por equipos de Utrecht, van a querer ejercer su rol de equipo dominador.

Algo me empuja a pensar que el Roglic que veremos no será el del 2021, lo que pone emoción y picante a La Vuelta.

Guerra abierta

La primera semana promete guerra abierta. Los aspirantes van a comprobar el estado de Roglic. A favor del esloveno está la citada contrarreloj y las etapas del norte. La defensa del título empezará muy pronto. De partida no imagino a un Roglic tan poderoso como el de la pasada Vuelta. Su actual temporada ha sido irregular. Se tuvo que retirar de la Itzulia por dolores en la rodilla y su intervenciones han sido intermitentes. Salvo la Dauphiné Liberé, donde su equipo era indiscutiblemente el más poderoso. Sin embargo, algo me empuja a pensar, a intuir, que el Roglic que veremos no será el del 2021, lo que pone emoción y picante a esta Vuelta a España.

Toboganes euskaldunes, muros cortos y explosivos marca de la casa y puertos largos, como el de trece kilómetros de ascensión del Pico Jano ― puerto inédito de primera categoría ―, empezarán a descubrirnos lo afilado de las garras de aspirantes, y las del campeón.

Entre los primeros hay un retahíla de nombres. Si el Jumbo tiene un jefe de filas indiscutible, los Emirates de Matxin acuden a esta Vuelta con la sed de una venganza insatisfecha. Pogacar reaparecerá desde las clásicas italianas para resarcirse. Entretanto, es el momento de Joao Almeida que no pudo rematar sus mejores expectativas en el Giro, pero que sí brilló en la Vuelta a Burgos. La cuestión está en si veremos el Almeida agresivo o el calculador reservón de Italia.

 

Lección aprendida

Carapaz es otro nombre para incluir entre los aspirantes. El ecuatoriano viene con la lección aprendida. Será su despedida del Ineos. El cóctel de precipitación y cautela de su último Giro le obliga a mostrar su mejor versión. La de aquel ciclista todo pundonor, capaz de detonar y enloquecer la carrera cuando el asfalto mira al cielo. Si se pone de líder tiene un equipazo detrás. El Ineos no es malo, pero quiere una grande. Los podios de Carapaz y Thomas no son suficientes. Perdieron el Giro, no tuvieron opción en el Tour y la Vuelta es el salvavidas de una temporada marcada por el accidente que sufrió el ya recuperado Egan Bernal.

Postulantes

La lista continúa con nombres como Jai Hindley, actual ganador del Giro, quien vuelve a estar acompañado de un gran equipo que tiene la montaña entre sus fortalezas. Esta Vuelta a España no pasa por los Pirineos, pero tiene mucho puerto y un importante desnivel acumulado que marcará el devenir de la general. Hindley representa con Vingegaard la confirmación de los postulantes. Ambos han dejado de apuntar maneras y son los nuevos campeones. Queda por conocer si sabrán ejercer el nuevo rol dentro del pelotón y, en el caso del alemán, si cederá la jefatura a su compañero Sergio Higuita, o será la carrera la que decidirá qué pasa con la bicefalia del Bora.

Simon Yates, Ben o’Connor, Miguel Angel López y, si me apuran, Julian Alaphilippe, son los ciclistas que salen en esta Vuelta con necesidad de resurgir. Todos cuentan con palmarés y cualidades para hacerlo. La temporada no está siendo buena, y el tren de la Vuelta es su última oportunidad para mejorarla. Se hallan ante su bote salvavidas. En el caso del francés, su presencia seguro que dinamizará la carrera con las miras puestas en las clásicas y el Mundial aussie de Wollongong.

Esperanzas

Otro que viene a liarla es Remco Evenepoel. Comparto idea con Manolo Saiz, quien, en la charla que mantuvo con El Rutómetro, dijo que veía al joven talento como el Van Aert del pasado Tour, en versión española. Se la da bien España al flamenco. Algo que nos hace pensar que, como decía el veterano director, le puede convertir en un selecto cazador de etapas, protagonista de fugas de alta radiación y gran divertimento para el aficionado, deseoso de mucho ruido y pólvora en la carrera.

Para finalizar, lo hago con el pelotón de españoles. Veinticuatro corredores saldrán de Utrecht repartidos en diferentes equipos. Me falta en el listado el Caja Rural, clásico equipo plataforma de jóvenes que buscan dar el gran salto. El Movistar con la última bala de Valverde, las urgencias que atraviesan los telefónicos en los últimos meses, y la incertidumbre que se cierne sobre su jefe de filas, Enric Mas, convierten a la Vuelta en la gran esperanza de una temporada de tumbos, suturas y caídas. ¿Será Enric el ciclista del que tanto se espera? Por el bien de su equipo, de él mismo y del ciclismo español conviene que así sea. Otro bote salvavidas al mar abierto de La Vuelta que promete de marejada a fuerte marejada.

Sobre Fernando Gilet

El Rutómetro de Fernando Gilet. Blog personal | IG @fernandogilet | Opinión, comentario y análisis de la actualidad ciclista de allí y de aquí con un toque muy personal.

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