Se gana en el verde

No parece justo que aparezcan ahora las dudas y el desasosiego entre el mallorquinismo tras una brillante temporada con unos números estratosféricos a falta de disputarse la última fase de la liga. La mala imagen ofrecida en el Fernando Torres ha arrojado muchas dudas tanto en el club como en el vestuario. Por no hablar del entorno que ve atemorizado como se presenta el final de curso. El estado de alarma en la institución rojilla tiene pinta de prolongarse hasta la última jornada con un equipo que ha perdido muchas de las cualidades que lo convirtieron en el referente del Top-6 de la clasificación.

La campaña en las redes puede ser contraproducente interpretándose como una señal de nerviosismo interno.

Equilibrio

Nos hemos pasado tres cuartos de la campaña recreándonos en los records e incluso hemos llegado a buscar clasificaciones continentales para elogiar al grupo de García Plaza. Ahora, en cambio, solo se mira la tabla doméstica y en especial los resultados del Almería quien, a día de hoy, es el único rival directo. Ha llegado el momento de encontrar el equilibrio y tirar de libro de estilo en estos casos de incertidumbre. No creo que la campaña en redes sociales por parte de la mayoría de jugadores referentes de la plantilla pidiendo unidad sea suficiente. Por no hablar incluso de llegar a ser contraproducente. De cara al aficionado incondicional puede servir. Pero para el profesional de este negocio se puede interpretar como una huida hacia delante y una señal de nerviosismo interno.

Estrategia

Se ha llegado a la recta final de una maratón y se deben regular y medir mucho todas las actuaciones. No hablo de decisiones técnicas, competencia del entrenador, sino de los movimientos de cara al exterior. Citando a Gregorio Manzano, “hay que cerrar el club”. No se debe dar pistas a nadie sobre futbolistas o estados de ánimo. No puede darse ventaja alguna, por pequeña que sea, ni mostrar síntomas de flaqueza. La concentración debe ser absoluta y la unión entre todos los estamentos del club, una realidad. Köhlberg debe ejercer, ahora más que nunca, de presidente y con mano dura si es necesario. El entrenador tiene que controlar y apartar a todo aquel disidente, si aparece alguno entre sus futbolistas, descontento con sus decisiones.

Cabeza fría

Los miembros del estado mayor del club deben mantener la cabeza fría y que no les tiemble el pulso si se debe tomar alguna decisión estratégica, transmitir serenidad al entorno y que el club está bajo control. Todo esto no es nada nuevo para profesionales del fútbol como Pablo Ortells, García Plaza o Albert Salas. Son gente con experiencia en sus respectivas parcelas y que han vivido situaciones similares en el pasado. Sabrán manejarse ante las previsibles adversidades que puedan llegar. Por último cabe destacar que los partidos se ganan en el campo y no en las redes sociales.

Sobre Tomeu Terrasa

Comunicador dedicado durante más de 30 años a la información deportiva. Ha narrado al RCD Mallorca en Primera y Europa además de acompañar a Moyà y Nadal alrededor del mundo desde 1997.

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