Lo que nos espera

El 2023 regaló momentos exultantes, sorpresas que hicieron justicia, y un caudaloso río de vivencias que convierten el año en un ejercicio excelente, si hablamos del ciclismo. 

Se ha reiterado hasta la saciedad que disfrutamos de una generación de oro, de unos de los momentos más dulces que se recuerdan en el ciclismo. Además, viene acompañado por un apelativo que durante muchos años se consideró un sueño inalcanzable: vivimos un ciclismo limpio. Son escasos los escándalos por dopaje, y, ni la sombra de la sospecha acompaña o empaña el éxito de los principales nombres del panorama mundial. Un motivo que no conviene omitir y que merece celebrarse.

Pasar la última página del calendario supone dar la bienvenida a una nueva temporada. El 2024 ya está aquí, y lo que nos depara no es poco. En pocas semanas estrenamos las primeras carreras. La puesta a punto está llegando a su final. Llegan los primeros sprints, los incipientes conatos en la montaña, la emoción de la competición. 

Los estrenos

Australia estrena el calendario World Tour, y en Europa, un año más, Mallorca con su Challenge nos regalará las primeras escaramuzas. Enero y febrero son meses de probar motores, de sincronizar sociedades, con la pretensión de  alcanzar la mejor puesta a punto, cuando la primavera se adentre en el calendario.

Se trata de la estación eminentemente ciclista. Cuando las bicicletas eclosionan por todas partes. La inaugura la Milán- San Remo el  próximo 16 de marzo. Es el primer monumento en disputa del año, la cita con la que se estrena el currículo de los triunfos más perseguidos. Antes, habremos presenciado la Clásica de Jaén y el llamado sexto monumento, la Strade Bianche, con el sterrato  de protagonista.

La primavera trae consigo la explosión ciclista del año, con los monumentos como foco de atracción.

Dos semanas después de la carrera con final en el Corso de Siena, se nos presenta el Tour de Flandes. Cada año aumenta la expectación de la fiesta casi religiosa que representa el segundo monumento del año en tierras flamencas. Los célebres muros agolpados de aficionados, las banderas ondeando en las gradas móviles repletas de gentío, el despertar de la naturaleza, y la gloria eterna que entraña ganarlo, solo es comparable con lo que se vivirá, una semana después, en el velódromo de Roubaix. Concretamente, el 7 de abril. Pascua florida, envuelta en un ciclismo de época que mantiene una rabiosa actualidad a pesar de la centenaria historia que rodea la singular París- Roubaix. 

La Doyanne o la Lieja- Bastogne- Lieja cerrará el capítulo de los monumentos y clásicas primaverales a finales de abril, cuando las miras comienzan a dirigirse al segundo ciclo de la temporada: el de las grandes vueltas.

Las grandes vueltas

El 4 de mayo en Venaria Reale comenzará la 107ª edición del Giro de Italia. Una carrera necesitada de un empujón en emoción y competitividad. La presencia de Pogacar asegura el espectáculo. El interrogante se centra en sus adversarios. Es evidente que el resumen de lo que acontecerá se quedará en un “todos contra Pogacar”. Con su participación en la corsa rosa,  el esloveno arriesga la preparación y objetivo central de la temporada: la reconquista del cetro del Tour de Francia.

Un Tour que empezará una semana antes debido a la celebración de los JJOO en la ciudad de París, y que por primera vez, tendrá a Niza como escenario del podio final. Allí estarán todos los escogidos de la referida generación de oro. Los duelos se redoblarán. Las rivalidades y las escogidas escuadras prometen mejorar – y no lo tienen fácil-  las últimas dos ediciones. Si en el Giro de Italia decíamos que se resumiría en un Pogacar contra todos, en el Tour, cambien al  esloveno por Vingegaard. 

El Giro de Italia se puede resumir en un ” todos contra Pogacar”, y en el Tour, cambien es esloveno por Vingegaard.

Me dejo muchas citas en el tintero, muchas de ellas en España. Sin embargo, omitir su Vuelta es inconcebible. Es uno de los grandes acontecimientos ciclistas del año. Su dureza se transforma en pura pasión a medida que pasan las semanas. Vingegaard ya ha anunciado que volverá  para ganarla y Roglic quiere su cuarto triunfo, de una vez por todas. Enric Mas ha prometido venganza en el 2024, Ayuso está más motivado que nunca… Estos son algunos de los nombres de una larga lista que ven en el crepúsculo de la temporada, la oportunidad para asestar un golpe definitivo al año.

Quedará el Mundial de Zúrich. Más madera, más montaña, más dureza para las fatigadas piernas de los ciclistas. Un circuito exigente para la segunda entrega del Súper Mundial, que alberga la mayoría de disciplinas ciclistas que están bajo el paraguas de la UCI. 

Carlos Rodríguez, puede convertir el 2024 en su gran trampolín

A por la tercera temporada de existencia

En un plano particular, El Rutómetro vivirá su tercera temporada narrando y comentando un calendario que no da tregua ni respiro. Afortunadamente, la actualidad permite detenerse y recrearse gracias a un ciclismo  efervescente con protagonistas que alternan en función del tipo de carrera. 

Los años monótonos quedaron atrás. Los ciclistas de una o dos carreras al año hace tiempo  que se pasaron al cicloturismo, los duelos a dos se multiplicaron por tres. Cada carrera es nueva. Cada etapa es el comienzo de una nueva historia. Y El Rutómetro nació para contarlas.

Feliz 2024 para todos.

El 2024 nos deparará un Tour de Francia novedoso.

Sobre Fernando Gilet

El Rutómetro de Fernando Gilet. Blog personal | IG @fernandogilet | Opinión, comentario y análisis de la actualidad ciclista de allí y de aquí con un toque muy personal.

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