Made in Roglic

La Vuelta ya está en España. El triduo holandés ha sido un éxito en lo visual y contradictorio en lo deportivo. No todo han sido risas. Los desplazamientos exasperan, y la jornada de descanso viene con recámara. Con esta atmósfera se recibe a la caravana ciclista en calidad de anfitriona, la primera de las tres clásicas vascas, con una afición ansiosa de ver rodar al pelotón por suelo peninsular.

El golpe de pedal del esloveno vuelve a ser demoledor. Saca a sus rivales varios metros en un instante.

Atrevimiento

Ha sorprendido la actitud valiente del Bora en los inicios. Personalmente, aventuraba para un poco más avanzada La Vuelta los movimientos atrevidos del conjunto alemán; con la llegada de la montaña. Sin embargo, no ha sido así. Algo que anima las expectativas a tenor del precedente del Giro. Parece que los alemanes le han cogido el hilo y el gusto a las grandes. Se vio de forma superlativa en la victoria rosa de Hindley, se mostraron activos y espitosos en el Tour con Kanma, y en el arranque de la Vuelta, con Sam Bennet de maillot verde y Kelderman de animador primerizo, solo han visto marchitarse ligeramente la opción de Higuita, en quien había especiales expectativas.

 

Vitoria daba la salida de una etapa prometedora por tratarse del primer test de cierta entidad. La fuga de la jornada ha rodado con la permisividad del pelotón de escogidos. Son muchos los llamados a la consideración de favoritos. Las dudas que se ciernen sobre Roglic multiplican sus efectos en candidatos a la sucesión. Incertidumbres que se empiezan a disipar cuando Roglic no perdona las bonificaciones intermedias de Herrera, con acelerón de Alaphilippe incluido.

Mas revive

Hablemos de Mas. El descenso lo resuelve con solvencia. Parece ser que lo del bloqueo está en vías de solución. Su equipo se muestra a falta de dos kilómetros, llegando a una decorada Navaridas, epicentro de denominación de origen en materia vinícola. La opción de Valverde planea, sin embargo, es Enric quien toma posiciones delanteras.

El final de Laguardia es marca de la organización. Muro forzado que exprime hasta el último watio. Terreno propicio para el Roglic del año pasado que se reencuentra de nuevo en el 2022. El golpe de pedal del esloveno vuelve a ser demoledor. Saca a sus rivales varios metros en un instante. Pedersen, que se había trabajado la etapa a conciencia no puede con él. Mas revive. Queda tercero. El mallorquín, que abusa del retrovisor, demuestra piernas y saber sufrir. Una puerta a la esperanza con el hándicap de que Roglic parece el mismo de siempre.

Sobre Fernando Gilet

El Rutómetro de Fernando Gilet. Blog personal | IG @fernandogilet | Opinión, comentario y análisis de la actualidad ciclista de allí y de aquí con un toque muy personal.

Deja una respuesta

*

Acepto la politica de privacidad *