Seguí, genio y figura

Mi querido Damià Seguí nos ha dejado a los 83 años. Fue un empresario visionario el montar un restaurante-espectáculo Son Amar y también fue un pionero al invertir en un club deportivo. Ahora que está tan de moda hablar de americanos, asiáticos o árabes millonario que compran equipos para buscar beneficios gracias a los derechos audiovisuales, Seguí lo hizo al final de los setenta con un club de voleibol. La diferencia respecto a los inversores de hoy en día, el empresario francés instalado en la isla jamás quiso ganar una peseta. Al contrario, le costó una fortuna. Pero él era feliz fichando jugadores y entrenadores además de ganar títulos hasta que, por una cuestió u otra, se le cruzaban los cables y se borraba para regresar con un nuevo proyecto pasados unos años.

Ahora, en el cielo, volverá a las andadas y construirá un nuevo proyecto ganador como solo él sabía hacer.

Estrellas con valores

Con él, como con casi todos los dirigentes deportivos de la isla, tuve mis discrepancias. Como narrador de los partidos del equipo era todo un lujo convivir con el poderoso Son Amar en liga, Copa o competición europea. Son muchos los recuerdos y todos ellos fantásticos. A mi estimado Damià le debo el haber sido el primer club con el que viajé fuera de España siendo yo un joven entusiasta de esta profesión. Todo un privilegio en aquellos años. Otra de las cuestiones que Seguí inculcaba a toda la gente del club y entorno eran los valores humanos ya en aquel entonces y hasta el último de sus proyectos del Can Ventura. Sus fichajes estrella como los Bozic, Mayoral, Sánchez-Jover, Pascual, Falasca, Moltó, Elgueta, Rodríguez o el propio Dreyer siguen, 25 años después, la línea que marcaba el propietario, presidente, jugador, entrenador, periodista y aficionado Damià Seguí.

Seguí reivindicaba sus peticiones al batle Hila incluso en la ceremonia de campeones de 2017. Foto: G. Rubert.
Seguí reivindicaba sus peticiones al batle Hila incluso en la ceremonia de campeones de 2017. Foto: G. Rubert.

Pasión extrema

El franco-mallorquín quería tenerlo todo controlado. Era una persona recta y con una gran disciplina. Con los únicos que fue incapaz de congeniar fue con la clase política. La diplomacia no era su fuerte incluso con las instituciones deportivas, con las que tuvo broncas que acabaron muy mal. Seguí ha dejado muchos amigos, dentro y fuera de la pista, a pesar de su fuerte carácter. Sus broncas a jugadores desde la grada e incluso desde el banquillo, cuando ejercía de delegado del equipo, eran famosas. Algunas de ellas, grabadas por las cámaras, fueron épicas. Solo lo apartó de la primera línea su salud. Ahora, en el cielo, volverá a sus andadas y construirá un nuevo proyecto ganador como solo sabía hacer él. Genio y figura para siempre.


Portada: Damià Seguí vibrando en la grada del Palau en su anterior etapa al frente del Son Amar (TodoVoley).

Sobre Tomeu Terrasa

Comunicador dedicado durante más de 30 años a la información deportiva. Ha narrado al RCD Mallorca en Primera y Europa además de acompañar a Moyà y Nadal alrededor del mundo desde 1997.

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