Un Tour muy de Vuelta

La influencia de La Vuelta en el Tour está dejando mella y los velocistas están siendo los principales perjudicados. Basta verles en la cola del pelotón para intuir sus peores pensamientos. Solo dos llegadas al sprint se cuentan en lo que llevamos de Tour. El que ganó Jakobsen y el que consiguió Groenewegen, ambos en el inicio de la ronda cuando ésta recorría la península de Jutlandia en Dinamarca.

Desde entonces, todas las etapas han alternado finales trepidantes y fugas con éxito. Argumentos ciclistas que han enriquecido el espectáculo y mejorado ostensiblemente la expectación y el seguimiento del Tour, que a medida de que va transcurriendo gana adeptos, algo muy valioso para todas las partes.

Confirmación danesa

El Tour, que empezó en Dinamarca, ha visto como en la segunda semana la generación de ciclistas daneses que atesora actualmente esta pequeña nación escandinava, ha terminado de eclosionar. Tres de sus figuras, Mads Pedersen, Magnus Cort Nielsen y el actual líder, Jonas Vinnegaard, han conseguido levantar los brazos. Un evidente signo del momento dulce que vive el ciclismo danés, una nación que tiene por costumbre asombrar al mundo del deporte con generaciones de grandes talentos. Si ahora le toca al ciclismo, en su día fue al fútbol, con los hermanos Laudrup, Morten Olsen, Elkaer Larsen, Frank Arnesen…, por recordar algunos.

Las incertidumbres por despejar mantienen viva nuestra atención y emoción, objetivo pretendido en este Tour.

Megeve era el primer final en alto. La llegada de los primeros puertos fuera de categoría. Puertos largos, con desniveles pronunciados, después de la tortura de los adoquines, vientos racheados provinientes del Mar del Norte y repechos endiablados, eran esperados por los escaladores, esos hombres escualidos, de frágil apariencia que asombran con sus golpes de riñón cuando el asfalto mira al cielo.

Amenaza covid

Había altas expectativas por saber si Romain Bardet, Adam Yates, David Gaudu, Naito Quintana y Enric Mas iban a desenfundar sus armas de ataque. Pogacar, todavía líder, empezaba su peor semana, con la amenaza del COVID rondado a sus compañeros de equipo. Un mal presagio que significaba la pérdida de uno de sus mejores escuderos, George Bennet, y que hacía peligrar el rendimiento de Rafa Majka.

Nunca sabremos si la presencia del virus de la pandemia en el UAE influyó en la estrategia suicida del esloveno y su equipo, en la etapa central de la semana. Que Pogacar se sintiera desguarnecido, solo ante el poderoso Jumbo, facilitó la estrategia predicha del equipo de Vinnegaard, Roglic y Van Aert en la jornada de los míticos puertos del Telegraphe, Galibier y Granon.

 

Imprudente insensatez

Aquel alarde cuasi petulante de Pogacar, no deja de sorprender pasados unos días de lo acontecido. Sin lugar a dudas, fue un espectáculo para el aficionado,. Sin embargo, no deja de sorprender que un hombre que tiene dos Tour de Francia en su palmarés, un Giro de Lombardía, una Tirreno entre otros muchos trofeos en su corta vida profesional, actuara de forma tan imprudente y osada, cuando su principal rival estaba a poco más de treinta segundos y tiene muy acreditada su condición de buen escalador. Verle tirando en el Galibier, atacando con furia, recreándose de la exhibición antes de iniciar el Col de Granon, que enterró a todo un Bernard Hinault, puede interpretarse de insensatez y una evidente imprudencia, además de un grave error estratégico, que puede costarle su tercer Tour de Francia.

Me lo comentaba un ex profesional, listo como el hambre, días antes del inicio de la ronda francesa. Me venía a decir que dudaba mucho de que Pogacar pudiera reeditar un tercer triunfo consecutivo. El Tour es mucho Tour. Y la conclusión de lo que se vio en Granon es que nunca se puede menoscabar la dureza y exigencia de esta prueba, por mucho talento y cualidades que se tengan. Aquí nadie regala un metro y las fuerzas se conservan para cuando se exige mostrarlas. Y sino, que se lo pregunten a Van der Poel, que desde casa hace días es un espectador más.

Otra de las consecuencias del tsunami del Granon fue ver a Enric Mas perder muchas de las opciones para terminar en puestos de podio. Chente Garcia Acosta reconocía horas después que cambiaba todo, por una victoria de etapa. Muy necesitados andan los telefónicos de triunfos por razones obvias y conocidas. Han intentado infructuosamente meter corredores en todas las fugas, Verona, Nelson Oliveira, Matteo Jorgenson, han puesto empeño, pero todo indica que a Enric Mas, además de faltarle algo que sus principales rivales sí tienen, le falta equipo en este Tour de Francia.

Todo por decidir

El Alpe d’Huez regresaba después de seis años de ausencia. La mítica cumbre conocida como la de los holandeses, nos deslumbraba con un joven Tom Pidcock que era capaz de intentarlo y conseguirlo. El éxito es para los valientes, para aquellos que lo intentan con inteligencia y no tienen miedo al fracaso. Este inglés daba una alegría al Ineos que tiene a un veterano y ex vencedor del Tour, Geraint Thomas, en el cajón.

Apunten este último nombre. Queda mucho Tour. Los Pirineos y la super etapa de Hautacam puede ser la decisiva. Sin olvidar el paso por Mende y su Macizo Central y la crono más larga de los últimos tiempos; cuarenta kilómetros que pueden confirmar o darnos la última gran sorpresa. Incertidumbres por despejar, que mantienen viva nuestra atención y emoción, objetivo pretendido en un Tour de Francia que se ha inspirado en las últimas Vueltas a España y que está consiguiendo mantenernos despiertos a la hora de la siesta y en plena ola de calor.

Sobre Fernando Gilet

El Rutómetro de Fernando Gilet. Blog personal | IG @fernandogilet | Opinión, comentario y análisis de la actualidad ciclista de allí y de aquí con un toque muy personal.

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