Cambio de césped por votos

Todo vale en política. Incluso intentar obtener votos a cambio de césped para un campo de fútbol. El último ejemplo lo tenemos con la escenificación de la firma de una partida de medio millón de euros a la fundación del CD Atlético Baleares SAD. Desde diciembre de 2018, que fue cuando el Ajuntament hizo pública la subvención al club profesional de fútbol de Segunda B, no se había oficializado. Curiosamente, a falta de 72 horas para pasar por la urnas, fue cuando se aprobó. El actual gobierno municipal de Palma ha querido dejar claro, con foto y en la última comparecencia pública, que es cosa suya la aportación. Como si de un anuncio publicitario electoral dirigido a los balearicos como recordatorio de a quien deben agradecer el donativo. Cambio de césped por votos podría ser el eslogan.

Los padres de los niños deberían exigir mejor gestión e influencia a la hora de solicitar algo que merecen mucho más que una SAD.

Levantamiento

Sin duda un ejemplo más del nivel de nuestra clase política. Lo peor es que todos los partidos son iguales. Sin pudor buscan el voto prometiendo lo imposible. La oficialización el miércoles de los 500.000 euros levantó en armas al resto de clubes de Palma que llevan años demandando el cambio de su superfície sintética además de reformas necesarias en sus instalaciones. Este pronunciamiento apenas duró unas horas. Diez representantes de los 17 clubes de Ciutat, tras reunirse en la Federación Balear y crear una plataforma, aparecieron en un vídeo surrealista con el presidente Miquel Bestard. De manera sorprendente todo cambió. Algó pasó para que la indignación inicial se convirtiera en agradecimientos a las fuerzas políticas locales para finalizar la grabación con un “el fútbol es la metáfora de la vida”. Bestard ha vuelto a demostrar sus dotes de mediador y hombre de consenso.

Abandonados

Los clubes palmesanos seguirán las próximas temporadas sin dinero público para, con todo el derecho del mundo, trabajar el fútbol formativo y amateur. Mientras tanto un club profesional, que además es sociedad anómina deportiva, jugará sobre una alfombra y con una iluminación certificada para partidos televisados. Triste, pero real. Tiene mucho mérito que el ATB haya sabido negociar con los políticos de turno y les ha sacado medio millón en los tiempos que corren y donde se vigila el gasto público con lupa. La otra cara de la moneda son los clubes del vídeo. Sus afiliados, los padres de los niños, deberían exigirles ser mejores gestores e influyentes a la hora de solicitar algo que se merecen, sin duda, mucho más que una SAD.