Fiebre temeraria

Tras ver las imágenes y leer los titlares de la prensa se me hace complicado entender lo que ocurrió en la carretera de Sóller frente a la entrada de la ciudad deportiva del RCD Mallorca. Personas mayores, menos mayores o padres con niños invadiendo una carretera con lo perligroso que es. Agolpados en la puerta algo más de 500 personas que, sabiendo que tendrían prohibida la entrada, colapsaron una vía principal de entrada a Palma. Argentinos vistiendo la albiceleste jugándose la vida en los arcenes del carril de aceleración para probar suerte, a través de las ventanas del bus, y divisar a Leo Messi. Sabemos como viven el fútbol los argentinos, la violencia con la que conviven las hinchadas en su país y la pasión de millones de ellos por su selección.

Abriendo la tribuna de Son Bibiloni se evitarían las imágenes surrealistas que dejan en evidencia al fútbol argentino.

Irresponsables

Pero las imágenes del lunes protagonizadas por argentinos que viven tan lejos de su paús, cultura y costumbres futoleras, me sorprendió. Coches aparcados en las cunetas formando graves retenciones y enfados de los conductores desde hora y media antes de que apareciese la expedición albiceleste. Hasta ese momento el caos reinaba en los aledaños de Son Bibiloni sin que apareciesen los agentes de Tráfico ni ningún otro cuerpo de seguridad. Los hinchas deambulaban a sus anchas sin control ni responsabilidad. La situación comenzó a complicarse aún más cuando, a pesar de ser invitados por los policías a desalojar el lugar, algunos intentaron escalar paredes o buscar agujeros entre las rejas que rodean la instalación. La mayoría de ellos se marcharon enfadados. Algunos incluso indignados y con lágrimas por no poder ver la sesión de entrenamiento. Otros, más valientes o inconscientes del peligro y el frío, se metieron entre arbustos para poder ver solamente un bus.

Panorámica de los abarrotados aledaños de Son Bibiloni. Foto: Luis Ángel Trives.
Panorámica de los abarrotados aledaños de Son Bibiloni. Foto: Luis Ángel Trives.

Puertas abiertas

Que le costaría a nuestro amigo y seleccionador Lionel Scaloni abrir al público y a sus compatriotas, que sienten y viven los colores de su país y que han tenido muchos que emigrar de su tierra, poder disfrutar de un simple entrenamiento. Son Bibiloni reúne las condiciones abriendo la tribuna, además de una mínima organización además de buena voluntad de la AFA, para haber evitado las imágenes surrealistas donde el fútbol argentino volvió a quedar en eveidencia. Será verdad aquello de que es un sentimiento que llevan muy adentro. Porque, si no, el trato de la selección hacia sus seguidores “argentinos mallorquines” es para no verlos ni por televisión. Que este trato con su gente ocurra con el equipo nacional español es imposibe.


Portada: Estampa del colapso de aficionados a las puertas de Son Bibiloni (D. Yankelevich).

Sobre Tomeu Terrasa

Comunicador dedicado durante más de 30 años a la información deportiva. Ha narrado al RCD Mallorca en Primera y Europa además de acompañar a Moyà y Nadal alrededor del mundo desde 1997.

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