Formentera: toda una isla para el ciclismo

Hoy el protagonismo no lo tienen los superclases del pedal. En el artículo nos vamos de carrera a Formentera, donde desde hace años se disputa una prueba que es una de las joyas del calendario ciclista balear.

Hay motivos para realzar la prueba, porque por un día, la isla se cierra por y para el ciclismo. La superficie de 83,24 km2 ayudan al cometido, pero sobre todo, el apoyo de las instituciones, el ingente trabajo del club ciclista G.e. Espalmador y la comprensión y colaboración para el buen desarrollo de la carrera de la población.

El próximo 25 de febrero , Formentera albergará la carrera ciclista más especial. Toda una isla para el ciclismo.

Y aquí viene la pregunta de rigor. ¿ En tan reducido espacio se puede organizar una carrera en condiciones? La respuesta es afirmativa y rotunda. Por supuesto que sí. Ven y lo verás, queda por decir.

La clave de poder aseverar con esta vehemencia se encuentra en uno de los lugares más icónicos del Mediterraneo: La Mola de Formentera. El ascenso de casi tres kilómetros con sus curvas y recodos, alguno que pica por encima del 7%, completa la etapa reservando un final de carrera espectacular, cuando hasta el ascenso se ha venido disputando con ritmos altos y los típicos látigos ayudados por el viento de mar adentro de las salineras del puerto de Sa Savina.

Comienza la carrera

Con la salida neutralizada desde lo alto de La Mola, el descenso es controlado, velando por la seguridad de los ciclistas. En Es Caló, después de los badenes de reducción de velocidad, suena el silbato de inicio de carrera. Un larga recta invita a los más atrevidos a lanzar los primeros ataques, estirándose el pelotón como un elástico. Conviene refugiarse en el estómago del tumulto de bicicletas y guardar fuerzas para las arrancadas más técnicas de Sant Ferran y Els Pujols. Las rotondas  de estas poblaciones pueden marcar la carrera a más de uno. La energía pletórica y por estrenar de los más fuertes se desata con furia, cobrándose las primeras víctimas.

La belleza del típico mar turquesa de Formentera. Foto: Formentera.es

Se han formando los primeros grupos. El delantero marca la carrera, se recupera en el tímido relieve que desemboca en Sant Francesc. A medida que la población meridional se acerca, el ritmo se eleva volviéndose a estirar con el descenso hasta Sant Ferran. La carrera se jugará en el ascenso a La Mola. 

Conviene colocarse y dosificar las piernas. El viento vuelve a hacer acto de presencia. La recta que conduce al inicio de puerto en Es Caló se transforma en un canal para los siete vientos. Pega por todas partes y no hay más abrigo que la rueda del  de delante, que también busca protección para no derrochar watios ni fuerzas. 

El ascenso a La Mola redondea una carrera completa con un final de ensueño. 

El inicio del ascenso no es exageradamente pronunciado. Algo que aprovechan los favoritos para colocarse entre las primeras posiciones. El ritmo se acelera un poco más de la cuenta. Con la primera curva la dispersión de ciclistas es inevitable. Se fragmentan en decenas de grupos. La carrera se engalana y embellece todavía mas. El público acompaña el esfuerzo con vítores y ánimos. Se hacen largos los esfuerzos. El Mirador nos avista y anuncia que el final se acerca.

Llega la hora de la verdad. Como sucede en los puertos de las grandes vueltas, a pequeña escala formenterense, el selecto grupo cabecero se prepara para dirimir el triunfo en una pugna entre los pinares que escoltan una larga recta. Las colaboraciones interesadas se desechan como un bidón vacío y comienza la batalla con el horizonte más bello: el mar azul y el faro enhiesto de testigo inmemorial.

El próximo 25 de febrero Formentera comienza la Challange Illes Balears. Oferta de viaje con Veloviajes,

Sobre Fernando Gilet

El Rutómetro de Fernando Gilet. Blog personal | IG @fernandogilet | Opinión, comentario y análisis de la actualidad ciclista de allí y de aquí con un toque muy personal.

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